El pasado martes estuve en el Palau de les Arts, viendo la ópera Orlando de Händel.
Me gustó mucho.
Las óperas del barroco, son difíciles de digerir: música repetitiva, arias poco brillantes, sin coro, sin grandes masas en el escenario… sin embargo… me gustó mucho. El milagro se debió a la puesta en escena de Francisco Negrín. Este director de escena, tuvo la inteligencia de dotar de suficiente dinamismo y belleza plástica a la ópera. Sin esta aportación hubiera sido un ladrillo. Lo mismo pienso de Das Rheingold sin La Fura del Baus.
En Orlando se echa de menos la voz de un tenor en el escenario.
Mi personal encuentro con Francisco Negrín no ha sido agradable. Era el responsable del casting para LA CORTE DE FARAÓN. Pasé un mal rato. En realidad la culpa no fue suya sino mía, o de los voceros del Palau al no dejar claro que era actores y no figurantes lo que buscaban. Me parece muy honesto que sea él directamente quien dirija el casting. Tampoco me gustó su rostro inexpresivo. ¿Será que se inyecta Botox?
No obstante reconozco que es un genio en su trabajo, y tengo mucha curiosidad en ver el resultado final de la Corte de Faraón.
Un aria de la ópera Orlando de Händel.
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