sábado, 23 de octubre de 2010

Violencia de género


Hace tiempo que las féminas de mi familia me piden o, así lo intuyo yo, una toma de posición frente a la violencia de género. La respuesta es muy clara y ellas la saben: rechazo total. En realidad no me piden una postura que ellas ciertamente conocen, sino un aporte de soluciones. Es muy difícil. Estos cambios sociológicos se producen lentamente. Hace apenas cuarenta años, a mi mujer, en el banco donde teníamos una cuenta común no le permitían sacar dinero sino era con mi firma. Creo que en España se está haciendo un esfuerzo por solucionarlo, lo primero es destapar el problema, y eso se hace desde hace años. En otros países se ocultan los datos. No es cuestión de países más o menos desarrollados ya que en Europa donde más se producen son en: Finlandia, Suecia y Alemania. Creo que es un problema de educación y respeto, de igualdad y cariño.
Desde luego, ayudan mucho los buenos ejemplos de las parejas cercanas y de las personas públicas y, por contra no ayudan nada los malos ejemplos y la verborrea machista como la del alcalde de Valladolid. No recuerdo ni quiero recordar su nombre, si conozco su filiación política pero no es este el dato que me importa: lo denunciaría fuera cual fuese. Pero, ¿no se dan cuenta estas personas, que con sus comentarios lo que hacen es menospreciar la dignidad de las mujeres, incluidas las de su propia familia? Y de paso fomentan esta plaga.
Sólo cuando en las mentes de todos esté grabado la igualdad de derechos de todos los seres humanos, igual que está grabado el amor por los hijos o la satisfacción ante la belleza... desaparecerán esos pecados de los hombres cobardes.

“El amor es como el mercurio en la mano. Deja la mano abierta y él permanecerá; agárralo firmemente y él escapará”
(Dorohty Parker, escritora)


domingo, 3 de octubre de 2010

Mis ahijados


Además de nuestros hijos y nietas, Carmela y yo tenemos dos descendientes más, no son biológicos sino afectivos. Personalmente me siento un privilegiado por haber sido elegido como padrino no solamente por los padres, sino por los propios ahijados, que ya tenían esa edad en la que se aprende a decidir sobre temas algo mas transcedentales.
Hablo de Dani e Irene.
Hace algo más de un año recibí en mi móvil una llamada inesperada:
-¿Manolo? soy Irene... tu ahijada- Este calificativo de ahijada lo concretaba todo. Como hacía bastante tiempo (demasiado) que no estábamos en contacto, Irene tuvo la inteligencia de identificarse de forma que no dejara lugar a la duda: ahijada.

Dani su hermano mayor, mi otro ahijado se nos ha adelantado a los demás en ese ineludible viaje al que tarde o temprano estaremos todos invitados. Los que todavía vamos de camino a la estación nos hemos quedado sin su presencia, sólo nos queda su espíritu en forma de recuerdos.

De Dani solamente he recibido buen trato, cariño y alegría.
Nunca se me borrará de la memoria su seductora sonrisa, y su grito de guerra cuando de niño entraba en nuestra casa y le preguntaba a alguno de nuestros hijos: ¿jugamos por las canicas?



El Gloria Tibi de la Mass de Leonard Bernstein que una noche de verano tuvimos el placer de disfrutar todos juntos en el teatro romano de Sagunto



TE RECUERDO

blog lúdico, libertario y hortera-multicolor