domingo, 4 de mayo de 2008

Toros y sentimiento de culpabilidad...



Todos los domingos compro un periódico con su suplemento semanal. Para quien no lo sepa, será fácil averiguar cual es. Aparte de los artículos de actualidad, me interesan los de opinión, en concreto los de Javier Marías(W). y los de Manuel Vicent(W)..

Con Javier Marías coincido en su apreciación política y social.

Con Manolo Vicent también, además, las pocas gotas de nacionalismo que circulan por mis maltrechas venas y arterias burbujean cuando en algunas de sus tiras dominicales leo Mediterráneo, aceite de oliva o los antiguos y eternos dioses y héroes griegos y romanos.

Mi nacionalismo es bastante friki y geográficamente difuso (la ubicación sería europea o mediterránea).

El artículo de Manuel Vicent del día de hoy, es uno de esos que escribe una o dos veces al año contra La fiesta nacional. Aprovecho la ocasión para pronunciarme sobre el tema:

Hoy en día sería incapaz de acudir a una corrida de toros... pero... En un artículo de Mario Vargas Llosa(W). leído hace años en el mismo periódico, opinaba lo mismo. El artículo contaba como de adolescente en Lima le gustaba soñar con la posibilidad de ser torero, y que con el paso del tiempo rectificó y no comprendía bien como podía haber tenido esa querencia. Yo no la he rectificado. Me gusta el toro en el campo. Casi todos los lunes veo en la televisión de Castilla la Mancha unos programas titulados Nuestro campo bravo, donde se visionan ganaderías de toros bravos en el campo.

Esta posición, la adopto con las tripas, es decir: con el triunfo de la biología sobre el razonamiento o la racionalidad (esto me ocurre con otros temas que ya comentaré en otra ocasión).

Para mí, que me defino como el eterno espectador, o sea, un individuo pasivo, seguramente necesito descargas de adrenalina de vez en cuando. La presencia de los toros en las fiestas de los pueblos me las proporciona. El olor de los establos, la proximidad aún separada por las barreras, de las reses, la pequeña sensación de peligro y la animalidad del conjunto, hace que me sienta más vivo, más pegado a la tierra y que retorne a mi niñez y juventud.

Insisto en que me molesta el maltrato, y por eso, siempre me retiro antes de que acaben los festejos.

Y me crea un sentimiento de culpabilidad.



El gato montés de Manuel Penella(W):

No hay comentarios:

blog lúdico, libertario y hortera-multicolor