viernes, 18 de julio de 2008

Erase una vez...


Como habréis intuido, mis inteligentes lectores, os voy a contar un cuento y al mismo tiempo voy a airear una de mis cualidades.

Pero a lo que vamos… erase que se era… un burro, un yayo y una nieta. Salieron temprano de su aldea para no agobiarse con el calor del verano. Iban a otra aldea cercana a recoger unos bultos que les habían enviado sus parientes de la capital. El camino era corto. Tardarían una hora en llegar. Llevaban almuerzo para comérselo debajo de algún algarrobo que diera buena sombra y no tuviera muchas hormigas. El yayo había decidido montarse encima del burro y que la nieta fuera andando...
...al cabo de un rato, se cruzaron con un grupo de campesinos que iban al tajo. Se dieron los buenos días y al alejarse, el yayo que tenía muy buen oído oyó como uno de los campesinos comentaba...

- ¡Este abuelo ya chochea! Va bien cómodo montado en el burro y la pobre chiquilla que es pequeña tiene que ir andando -

...el yayo al oírlo decidió cambiar la composición. Montó a la nieta en el burro y él se bajó para seguir el camino a pié...
...al cabo de un rato pasaron por un trigal donde unos mozos estaban segando. Los saludaron y siguieron su camino. De inmediato oyeron que uno de los mozos le decía a otro...

- ¡Que niña más caprichosa! Seguro que se ha empeñado en ir montada en el burro y el pobre abuelo que ya es mayor tiene que ir andando -

...el yayo y la nieta que lo oyeron se pusieron de acuerdo en lo que harían. Subió el yayo en el burro con lo cual iban los dos montados...
...a los diez minutos pasaron por los alrededores de una aldea donde unas mujeres que estaban a las puertas de sus casas barriendo y regando el camino para que no levantara mucho polvo murmuraron al verlos pasar...

- ¡Ay que ver! Van a matar a ese pobre burro con tanta carga -

...como ya sabéis, el yayo tenía muy buen oído y lo escuchó todo, así que la única variante que les quedaba era la de bajarse los dos del burro y seguir andando. Así lo hicieron...
...por fin llegaron a la aldea que era el final de su camino de ida. Al pasar por las primeras casas, una vecina que estaba asomada a una ventana le dijo a otra girando la cabeza...

- ¡Ven a ver a un par de tontos! Llevan un burro bien hermoso sin carga y ellos dos van andando -

Y... colorín, colorado... este cuento se ha acabado.
No hay referencias de como hicieron el camino de vuelta, ni si se comieron el almuerzo con tanta zozobra.

Moralejas varias:
- No hagas caso de las murmuraciones de la gente y actúa según tu conciencia, haciendo el menor daño posible. De todas formas sigue los consejos de los sabios y los viejos (lo de los viejos es para que rime, en realidad, en este mundo tan acelerado no hay que hacerles mucho caso);
- Cómprate otro burro más o uno de mayor cilindrada o cámbialo por una mula;
- No se puede contentar a todo el mundo.

Esta última moraleja es la que yo me he de aplicar más a menudo. Es una de mis cualidades: la de intentar contentar a todo el mundo. Me causa bastantes dolores de cabeza.
No la llamo virtud o defecto, es simplemente una cualidad. Los informáticos lo llamaríamos propiedad.

Siempre he pensado que lo de virtud o defecto es relativo:
¿Es la paciencia una virtud? Si se emplea para hacer que una sandalia dentro de una jaula aprenda a silbar ¿Se convierte en defecto o locura?
¿Es el tesón y la capacidad de trabajo una cualidad positiva? Si se utiliza para enriquecerse esclavizando niños ¿Se convierte en negativa?
¿No es la misma cualidad, la cabezonería (defecto) que la fuerza de voluntad (virtud)?
O, ¿es todo una trampa del lenguaje?

Como veréis todo es relativo. Ya lo dijo Campoamor(W):
Y es que en el mundo traidor
nada hay verdad ni mentira:
«todo es según el color
del cristal con que se mira»

Bueno, acabaremos… incluiré un clip musical que no viene a cuento, pero cabe dentro de éste. Tenía muchas ganas de colocarlo y no sabía dónde. Siempre me provoca melancolía:
Ray Charles(W) - Georgia on my mind.

3 comentarios:

Marta Salvador dijo...

Las moralejas solo sirven cuando el receptor está preparado para escucharlas. Puedes estar toda la vida oyendo un mismo sermón y solo escucharlo cuando lo experimentas en tus propias carnes. A cada uno le llegará su momento de dejar de hacer lo que quieren o crees que esperan los demás.

Anónimo dijo...

Bueno... ahora mi interpretación. Si uno es feliz haciendo lo que quiere puede hacer feliz a los demas que le rodean, pero si uno se limita a hacer lo que los otros insinuan y no es feliz malamente hará feliz a su vecino...O como diría no se quien cuidate y te cuidaré... o algo así
ciao
maría

Anónimo dijo...

¡ojo que no se convierta en un defecto!

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