jueves, 4 de febrero de 2010

Batallitas de un informático trasnochado II



Esta entrada se podía subtitular: claustrofobia informática.

Me ocurrió a los pocos meses de empezar a trabajar con la 820/15 de mis amores, antes de trasladarme a la delegación de Alicante. Mi labor consistía exclusivamente en programar. La tarea del diseño visual, virtual y de manejo la ejercía un analista del cual dependía. Una tarde se acercó a mi mesa el analista.
-¡Manolo me llaman de XX diciendo que el programa no funciona bien o que la máquina se ha vuelto loca! Están bastante cabreados-
-Pues es raro porque Luis es bastante tranquilo-
-Vete para allá enseguida-
-¿Cómo voy? no tengo coche y ya sabes que eso está en mitad de la huerta-
-Coge el mio-
Me fui para nuestro cliente situado en una población de l'horta sud de València. Cuando llegué Luis ya se había tranquilizado, me dijo:
-Mira se trata de las fichas de contabilidad, lo he analizado y me he dado cuenta que cuando en el saldo tiene que sacar una cantidad en negativo, efectivamente, la cantidad es correcta pero no se puede distinguir si es positiva o negativa-
Me alargó una ficha, la miré y le dije:
-¡Pero Luis, las cantidades en negativo están en rojo!-
-¡Calla Manolo! ¿Sabes que pasa? ¡¡Que soy daltónico!!-
-Bueno, le pondré un signo negativo delante-

A la mañana siguiente me puse a modificar todos los programas que podían imprimir cantidades negativas, eso significaba una posición más en la anchura de impresión. En algunas fichas tuve que sacrificar el punto de separación de los miles.

Ése era el gran problema de aquellas máquinas pioneras: la parquedad de almacenamiento, no solamente en la longitud de los programas sino en la capacidad de almacenamiento de la banda magnética de las fichas y en el número de caracteres que podías imprimir.
A veces te devanabas los sesos hasta que te escocían las neuronas para conseguir almacenar un dato en la banda magnética. Trabajábamos a nivel de bit y en hexadecimal. Habían sentencias de programación capaces de hacerlo por supuesto. También por supuesto las fechas se almacenaban con 2 posiciones para el año, faltaría más. De ahí vino el famoso problema del cambio de milenio.
De todas formas creo que se ha solucionado en falso, en el año 9999 nos pasará lo mismo. ¡Nos va a pillar un poco mayores esta vez!

1 comentario:

maría dijo...

Mi divertidas tus historietas,, nunca las habías contado tan bien. Como se nota que eres ya yayo y tienes que contar batallitas...

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