sábado, 14 de febrero de 2009

El origen de... mi relación con Darwin.


Richard Strauss - Así hablo Zarathustra (versión libre) -




A la tierna edad de 10 años, un domingo por la tarde en el colegio de los Salesianos de la calle Sagunto de Valencia acudí a la liturgia católica llamada La Bendición (era obligatorio acudir para poder ir después gratis al cine del cole) La oficiaba un cura de los que mejor me caían, de espíritu joven y dialogante. Normalmente el acto consistía en algunos rezos, unas pocas genuflexiones y un pequeño sermón de carácter práctico, pero… esa tarde… don Juan estaba cabreado y su sermón fue largo, serio y con voz muy subida de volumen. Decía frases como: -El hombre no desciende del mono- -Los científicos han encontrado grandes diferencias entre la anatomía de los monos y la del hombre- - Los chimpancés tienen menos costillas que los hombres- Verdaderamente estaba cabreado. Yo no entendía ni su actitud ni las palabras más complicadas como anatomía o desciende, lo de las costillas sí pero no sabía por qué lo decía. Sólo pensaba en un mono bajando de un árbol.
Pasó el tiempo… 6 ó 7 años después otro domingo por la tarde acudí al cine (esta vez sin acto litúrgico y pagando) para ver El fuego y la palabra: película de 1960 basada en la novela Elmer Gantry de 1927 de Sinclair Lewis, que cuenta la historia de un predicador que utiliza la religión para beneficio propio en una pequeña ciudad de Estados Unidos. La película está dirigida por Richard Brooks y está protagonizada por Burt Lancaster como Elmer Gantry, Jean Simmons como la Hermana Sharon y Arthur Kennedy en sus papeles principales. Ganó el Oscar al mejor actor principal (Burt Lancaster), a la mejor actriz de reparto (Shirley Jones) y al mejor guión adaptado. También fue nominada a las categorías de mejor banda sonora original y mejor película. En la peli hay una secuencia en la que Elmer Gantry predica con gran vehemencia contra la teoría de la evolución, llevando un chimpancé en brazos. Se me vinieron a la cabeza los recuerdos de aquella otra tarde que ya tenía olvidados. Por fin empezaba a comprender las palabras y el cabreo de don Juan.
Empecé a interesarme por el tema. No fue fácil. En aquella época la educación de nivel medio no impartía esas lecciones. No recuerdo haber oído el nombre de Darwin ni una sola vez. Mi formación sobre el tema fue autodidacta, buscaba libros pero no los encontraba, si que empecé a encontrar algo en alguna que otra revista, cómic o película.
Por fin en una librería de barrio encontré: TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN de Charles Darwin. Lo compré y lo leí con mucho entusiasmo y pude certificar todo lo que ya sabía.
Encontré también otros libros sobre temas paralelos como antropología, paleontología, arqueología y prehistoria. Un libro que me gustó mucho fue TRAS LAS HUELLAS DE ADÁN de Herbert Wendt un divulgador científico que escribe de una forma muy amena. En este libro hace una cronología sobre todos estos temas, los avances y los retrocesos desde que a los fósiles se les llamaba ‘dientes de dragón’ hasta nuestros días. Recuerdo un pasaje muy curioso en el que: Para el arzobispo irlandés James Ussher, que vivió entre los siglos XVI y XVII, el creador había decidido dar forma a su obra la tarde del 22 de octubre del año 4004 antes de Cristo, basándose en el Antiguo Testamento. Según estos datos, el universo tiene en este momento: 6.012 años 3 meses y 22 días aproximadamente (a la hora de la siesta, que es sábado)

Todas estas lecturas y algunas otras me hicieron comprender lo distanciados que están ciencia y religión y que yo me decantara por la primera.

Al final el propósito de don Juan ‘el catequista’ aquella lejana tarde, en mí, funcionó al revés.

Un artículo que me ha gustado mucho sobre Darwin y sus lecciones, lo podéis visitar aquí.

Por fin, después de mucho buscar, he encontrado la secuencia en una especie de 'trailer'.


Para relajarnos: este vídeo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Las religiones y las ciencias siempre estarán distanciados forman parte del yin y el yan de arriba y abajo del negro y el blanco del bién y del mal. Pero así es el universo y la tierra así somos todos buenos y malos. Y espero que siga así por mucho tiempo porque en eso hay más juego, si todo fuera igual o del mismo color que aburrido¿no?

Anónimo dijo...

Tengo una compañera de trabajo que a su sobrino le han enseñado a decir cuando le preguntán si es católico: no, yo creo en la evolución de las especies. Sólo que él que es pequeño aún no lo dice muy bien... dice algo así como que creo en la envolución. Bueno da igual lo importante es entender la gran diferencia...
ciao

Marta Salvador dijo...

Hace unos cuatro años Emma, Diego y yo acudimos al bautizo del ahijado de Diego. Emma y yo nos quedamos en un segundo plano, entre los asistentes. Los demás se levantaban y se sentaban al ritmo que marcaba el cura mientras Emma y yo permanecíamos sentadas impasibles. Emma me preguntó por qué nosotras no nos levantábamos y le dije que nosotras "somos de ética". Ahora, algunas de sus amigas están haciendo la comunión y ella sigue pensando que "somos de ética" o "de ciencia".

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